Información completa de la obra: Modas. La Baronesa de Barbadillo a Doña Leonor Cortés. Madrid. 25 de abril de 1831

p. 91 Vmd. sabe, y lo vé con sus ojos, que tales figurines son las mas veces facticia invención del dibujante; y mal pudiera ser de otra suerte, pues cada cinco dias salen diferentes, y si bien la Muda es rápida en su tránsito, no tanto que pueda conformarse con, volubilidad tan prodigiosa. Lo que habia en mi tiempo cuando yo estaba en esa, y lo que hay ahora, es que la inmensidad de la población tolera impunemente esta superchería, y lo que importa á los Periodistas es multiplicar las estampas. Consiste la dificultad en conocer cuales son las ciertas; las que fijan su imperio; y desentenderse de las otras. Vmd. lo hace á las mil maravillas, y por la estampita que me envía, veo que lo que priva por de pronto, y mientras la estación se fija del todo, es el trage que en ella se representa, no debiendo dar igual crédito á los que han traído los figurines de estas últimas semanas. Por lo demás, y en cuanto á Modas, me conformo completamente con los pensamientos que me traslada vmd. debidos al espíritu observador de su tío don Severo. p. 92. Con mucha razón dice á vmd. que las mas extravagantes llegan á ser familiares, y aun gratas á la vista; pero hasta ahora no se había revelado, sin duda por cortesanía, que cada una de esas modas debió su origen á los defectos corporales de la persona que la introdujo, y dio valor. No quiero hacerlo regla general; pero en el fondo la cosa es cierta. Y sino, eche vmd. una ojeadilla sobre los recuerdos siguientes. Se sabe por tradición que los zapatos llamados á la Poulaine los invento Gudofredo Planiegenet (El hombre de mas bella presencia que habia en la corte de Luis el Grueso), para ocultar un lobanillo que tenia en el pie derecho. El uso de los polvos en la cabeza se debió á la plica, enfermedad conocida en la Polonia, que por lo común se pega á los cabellos. Los grandes tontillos [...] p. 93. Sea como fuere, yo siempre creeré que la mejor moda será aquella, que después de ofrecer recursos á la comodidad, se adopta con tino á la persona que la usa. Cada edad, cada fisonomía, cada individuo encontrará Modas que le convengan con preferencia á otras. El gran punto es no exagerar ninguna, y convinarlas con pulcritud y decoro. Admitiré con gusto los figurines y las explicaciones que vmd.-me envié desde esa gran capital; y en cambio yo enviaré á vmd. de cuando en cuando los correspondientes á nuestros trages. En Madrid parecerá bien el vestido de una elegante Parisina; y en Paris no podrá disgustar el de una Señora Española, bien ataviada á la usanza de nuestra tierra, y con toda la Sal que tanto enamora á los extrangeros.